Celestina, Calisto, Melibea, Pleberio, Sempronio, Pármeno, Tristán, Areúsa, Elicia y Lucrecia
1. ¡Justicia, justicia, señores vecinos; justicia, que me matan en mi casa estos rufianes!
2. Señor, yo soy la que gozo, yo la que gano; tú, señor, el que me haces con tu visitación incomparable merced.
3. ¡Oh duro corazón de padre!, ¿cómo no te quiebras de dolor, que ya quedas sin tu amada heredera? ¿Para quién edifiqué torres; para quién adquirí honras; para quién planté árboles; para quién fabriqué navíos?
4. Yo te la diré. Días ha grandes que conozco en fin de esta vecindad una vieja barbuda, que se dice Celestina, hechicera, astuta, sagaz en cuantas maldades hay.
5. En pago de tu sufrimiento, quiero cumplir tu demanda y darte luego mi cordón.
6. ¡Lloro mi gran mal, lloro mis muchos dolores! Cayó mi señor Calisto de la escala, y es muerto. Su cabeza está en tres partes. Sin confesión pereció... Toma tú, Sosia, de esos pies... Llevemos el cuerpo de nuestro querido amo...
7. En esto veo, Melibea, la grandeza de Dios.
8. Digo, señor, que irían mejor empleadas tus franquezas en presentes y servicios a Melibea, que no dar dineros a aquella que yo me conozco; y, lo peor es hacerte su cautivo.
9. ¡Oh mi Pármeno y mi amor, y cuánto dolor me pone su muerte!
10. Señora, no rasques tu cara ni meses tus cabellos. ¡Agora en placer, agora en tristeza! [...] Levanta por Dios, no seas hallada de tu padre en tan sospechoso lugar, que serás sentida.
11. Melibea pena por ti más que tú por ella; Melibea te ama y te desea ver; Melibea piensa más horas en tu persona que en la suya; Melibea se llama tuya y esto tiene por título de libertad y con esto amansa el fuego, que más que a ti la quema.
12. Deseo provecho; querría que este negocio hobiese buen fin, no porque saliese mi amo de pena, mas por salir yo de lacería.
13. ¿Yo? Melibeo soy y a Melibea adoro y en Melibea creo y a Melibea amo.
14. Sempronio holgara, yo muerta; pues, ¿por qué, loca, me peno yo por él degollado? [...] Quiero en todo seguir los consejos de Areúsa, que sabe más del mundo que yo.
15. ¡Vete, vete de ahí, torpe, que no puede mi paciencia tolerar que haya subido en corazón humano conmigo el ilícito amor comunicar su deleite!
16. El amor no admite sino sólo amor por paga. En pensar en él me alegro, en verlo me gozo, en oírlo me glorifico.
17. Y otra y otra vez te conjuro; y así confiando en mi mucho poder, me parto para allá con mi hilado, donde creo te llevo ya envuelto.
18. Oigo tanto, que juzgo a mi amo por el más bienaventurado hombre que nació. Y por mi vida que, aunque soy mochacho, que diese tan buena cuenta como mi amo.
19. ¡Oh bienaventurado cordón, que tanto poder y merecimiento tuviste de ceñir aquel cuerpo, que yo no soy digno de servir! ¡Oh nudos de mi pasión, vosotros enlazasteis mis deseos!
20. ...en mi regazo me la mataron.
[...]¡Oh Calisto y Melibea, causadores de tantas muertes! ¡Mal fin hayan vuestros amores, en mal sabor se conviertan vuestros dulces placeres!
21. No ha mucho que me prometiste que me harías haber a Areúsa, cuando en mi casa te dije cómo moría por sus amores.
22. ¿Por qué me dejaste cuando yo te había de dejar? ¿Por qué me dejaste penado? ¿Por qué me dejaste triste y solo in hac lachrymarum valle?
23. De día estaré en mi cámara, de noche en aquel paraíso dulce, en aquel alegre vergel, entre aquellas suaves plantas y fresca verdura. [...] Pero tú, dulce imaginación, tú que puedes socórreme. Trae a mi fantasía la presencia angélica de aquella imagen luciente.
24. Yo daré forma como tu deseo y el de Calisto sean en breve cumplidos.